Va el pintor.
Sube la loma que rompe el ras de esa pampa limada.
Valija de madera en la
mano.
Un precarisimo
caballete.
Algunas telas.
Una botella de bourbuon
por la mitad.
Un par de pinceles.
Oleos.
Mas abajo.
Los dos ejércitos.
Pobres.
Desarrapados.
Desvencijados.
Miserables.
El pintor mira la
escena.
Un campo de interminable
pastizales.
Resecos.
Inútiles para todo.
Una llanura enfermiza.
Lejos de los verdes de
Joyce.
De los amarillos de Van
Gogh.
De los ocres de
Rembrandt.
Solo mugre.
Solo el color de la
mugre.
El pintor va directo al
bermellón.
Largas pinceladas
cargadas de rojo brillante.
El pintor conjura la
sangre por venir.
La poca sangre de esa
soldadesca que se muere de sola estar parada al rayo del sol.
Un el sol mierdoso.
Abrasivo.
El pintor abomina del
paisaje.
“Un paisaje del carajo”, se dice, y le pone un
río.
Un rió tan desmesurado
como esa pampa.
Sabe que en estas
tierras solo tiene lugar la desmesura.
Le pone un río de agua
barrosa.
Un río que se pudre en
su cauce.
Un río que desprecia la
tierra que moja.
Un río que desprecia su
rol de fondo de una batalla entre dos ejércitos condenados a la más idiota de
las muertes.
El pintor sabe bien que
esa es una guerra imbecil.
Que nunca sus ejércitos
serán los de las viejas batallas heroicas.
No merecen más que
aniquilarse.
Que sembrar la tierra
con sus propias mierdas.
Que carecen
infinitamente de toda belleza.
Y el tipo va y los
pinta.
Los engalana.
Los embellece.
Los prolija.
Les infunde valor.
Los llena de deseo.
Los manda a morir con el
deseo de ser muerto.
Los mejora.
Los hace ser.
Va y pone.
Árboles.
Cañones de bronce.
Armaduras.
Fusiles.
Caballos.
Barcazas.
Jinetes.
Infanterías.
Banderas.
Estandartes.
Generales.
Tamboriles.
Espadas.
Carretones.
Mosquetes.
Sables.
Birretes.
Y algarabías.
Algarabías.
Gritos de furia.
De patrias.
Y sangre.
Muchísima sangre.
Sangre sin dolor.
El pintor con su pintura
anula el dolor.
Desplaza el miedo más
allá de la tela.
Y mucha sangre.
Sangre que embarra la
tierra y llega al río.
El pintor pinta más allá
de la muerte.
Pinta hasta que se queda
sin pinturas.
Sin luz.
Entonces junta sus cosas
y se va.