
Renata Medina es un animalito.
Entre tanto humanoide.
Entre tanto pajero, tanto onanista con ganas de ser
fisgoneado, tanta masturbación quinceañera, “La Malparida”
sabe claramente para que tiene la concha, y no necesita un plano para arribarle
a la cabeza de un choto.
La
Medina
coje…
Coje y mata.
Por lo general en ese orden.
La niña es una desaforada.
Es un montoncito de instintos en estado casi puro.
La Malparida ha cometido el peor de los pecados, (mal llamado pecado),
se ha regodeado en su propia hybris.
Renata es toda desmesura.
Sus polvos son desmesurados.
Sus asesinatos son desmesurados.
Es mas, mata con gozo.
La Malparida desconoce por completo el sentimiento de culpa.
Para el horror de los malcojidos kirchneristas amantes de
todo lo que sea políticamente correcto.
Renata esta por encima de cualquier “psico killer”.
En ella el gozo esta diferido.
No es la acción de matar lo que la calienta, sino su “thelos”.
Cumplir con la venganza.
Ahhh papá!!!!
La querida vendetta!!!!!
El odio fluyendo como lava volcánica!!!!
La sinrazón al mando!!!!
La sangre abriendo surcos por dentro!!!!
Y que me la mamen en reversa los que dicen que el odio no es
creativo!!!!!!!
La ceguera que hace que todo lo veas.
Y vos Edipo la tenes adentro!!!!
La
Medina
no solo se coje al padre, sino que se coje al hijo, (su hijo????), al tío, al
amigo, y se quedas quito/a frente a la pantalla de la TV, también te coje a vos.
Más dopo, se los carga.
Y no anda llorando por los rincones.
Renata Medina es la última heroína.
Amamos a Medea.
Pero somos lo bastante periféricos para no permitirnos amar
a La Malparida.
Somos extremadamente provincianos.
Nos da miedito.
“La vieja y querida
vulva dentada ha reaparecido”.
A encerrarse en la casa del “Gran Hermano”.
A trabar las ventanas por dentro.
Y si se mata, es porque su desprecio hacia el resto de los
mortales es tan grande que la excede.
Se mata porque no soporta tanta miseria.
Nada más miserable que el forro que dice amarla y la vende a
la cana.
Buche.
Ortiba.
Cobani.
Sos amigo de la federal hijo de puta.
Sos guasca seca dentro de un forro usado.
Vuelvo.
Se mata porque no busca ser el ejemplo de nadie.
No necesita convertirse en una remera.
Ni venderte la prensa del partido.
Se acaba en si misma. (se “acaba” de se “termina”,
no de “orgasma”).
Sabe que solo su propia muerte puede contenerla.
Limitarla.
Des-desmesurarla.
Se mata porque sabe que el amor es una mierda.
Porque sabe que solo la muerte redime.
La Malparida te coje.
Te odia.
Te miente.
Te usa.
Te bastardea.
Te desprecia.
Te humilla.
Te traiciona.
Te lacera.
Te hiere.
Te mata.
Y tiene unas tetitas “así
de chiquitas”, hermosas.
Venite a casa.
La cama y
el cuchillo están preparados.