
Que
tiene de “maldito” el “hecho maldito del país burgués”.
Nada.
Una
mierda tiene de maldito.
Peronismo: “hecho conserva y castrador”, se
podría leer en cualquier diccionario político.
Nada
tiene de maldito, si lo entendemos como sinónimo de “rebelde, contestatario, antiautoritario, revolucionario, libertario”,
y tiene todo, si lo tomamos como maldición. Maldición eterna, (como la de la
casta de Edipo) sobre el pueblo argento.
Peronconchetos,
burguesitos no asumidos, farabutes, les concedo el “veámoslo un poco, con tus ojos”, miremos la cuestión desde dentro,
desde el palo. (Aclaro que me cago en alguna acusación del tipo “gorila”. Es otro recurso “poético” del imaginario peronista)
Esta
tan fácil para arrancar, que el “word
for windows” no respeta el “qwerty”.
Miren estos versos provenientes del Bardo (lastima
que no da la rima... “Perón, Perón sos
el primer bardeador”).
“De casa al trabajo y del trabajo a casa”, siiiii, frase maldita si las hay, frase que empuja a la rebeldía,
que moviliza, que empuja a la lucha, que pone en lo mas alto los intereses de
los obreros. Váyanse a cagar.
Y
su “hecho” fundacional, el 17 de
octubre, Perón sale al balcón y manda a “los
muchachos peronistas” a desconcentrarse en orden, “Vayan, vayan guys, gracias por todo, pero ya esta, tranqui, no se
metan en quilombo, séquense las patas con los “tissues”, y de vuelta al barrio,
a la villita o a la casita de ladrillos a la vista, si putear, cantando una que
sepan todos, ¿Volver?, y de nuevo a la oscuridad de la historia, al anonimato,
a la sombra del líder, es decir “yo”. (Vieron que Perón siempre les habla
desde lo alto. Esta a otra altura. Es casi un dios. Entonces, ¿seria la poesía
maldita del Peronismo la única dedicada a un dios?).
Claro,
después aparece eso de la gesta popular, y otras patrañas. La irrupción de la
clase obrera en el escenario político nacional. Lo del “nuevo actor social”. Que nuevo “actor”. Acá el pueblo no “actúa”,
el pueblo es “actuado”, (gracias Cornelius),
el pueblo es solo parte de una mala puesta en escena, una mala representación.
El pueblo sigue un guión escrito por otros, en otro lado. Un guión que los excluye,
que los relega a un rol menos que secundario, los vuelve “extras”, los silencia. Solo Perón es el portador de la verdad, de
las “20 verdades”, (¿no es,
arrogarse la verdad, la suprema actitud conserva?, ¿Lo maldito, no es
cuestionador de toda verdad?). Solo Perón puede hablar. O es hablado a través
de su “oráculo”, Evita. Y si el puto
pueblo quiere decir algo... meta bombo,
meta bombo, para acallar toda palabra. La voz del pueblo es “la más maravillosa de las músicas”, hesito,
solo una putisima “banda de sonido”,
a lo Enio Morricone.
Ahora
entiendo lo del “5 por 1”, cinco hijos de remil putas, por uno bueno, López Rega,
Rucci, Menem, Duhalde, Kirchner, por cada Cooke. Ese es el legado peronista. La
herencia del gendarme de Puerta de hierro. La tripulación del “avión negro”. El “entorno”.
Cuándo
se lanza al aire la pregunta ¿Qué hubiese hecho el general si hubiese visto la
política de Menem?, La respuesta es: ¡aplaudiría!.
Aplaudiría con sus manitas truncas.
Y
no me hablen de la juventud gloriosa. El mismo “Pochito” los hecho de la plaza y ocupo su lugar “en la historia peronista”, y en la realidad,
con lo mas rancio de la derecha argentina.
De
Ezeiza en adelante hablar de izquierda dentro del Peronismo es solo un
sarcasmo.
Los
rajo olímpicamente, como se cago olímpicamente en los muertos por el bombardeo
a la plaza de mayo.
Como
se cago en organizar la resistencia desde acá. Cagón en cañonera paraguaya.
Burda imitación de Rick en cabarute panameño.
Y
la lista de reaccionarios, (no malditos), del Peronismo es interminable. De
Vandor a Firmenich, de Sola a Vaca Narvaja, de Isabelita a chiche Duhalde.
Interminable e impresentable.
Golpistas
y fragoteros.
“Uno a uno”,
McCartysmo y putas en tapados de piel.
Régimen
reaccionario y oportunista, anglófilo y filofacista. Militaroide y patotero.
Retrogrado y verticalista, (os invito cumpas a que vean como funcionan los “sindicatos peronistas”). Travestí y
prostibulario. Derechoso.
Y
sus pobres poetas, Discepolin y compañía, desahuciados de la vida, nostálgicos
irrecuperables, un rejunte de añoranzas de un pasado que nunca fue, (gracias
Pichón).
¿Y
su poesía. ?
Su poesía es igual al “Monumento al Descamisado”, una montaña de palabras vacías, una absoluta
paparruchada.
Es
como “El Altar de la Patria”, una pila de
cadáveres que se pudren más rápido de lo pensado.
Una
parodia de Baudelaire, como la “muertita” es una mala remake de “Blancanieves”,
sin príncipe que la despierte.
Sentimientos
“berretines”. Idealizaciones de un
líder esperpéntico. Golpes bajos. Muchitas veces la palabra “pueblo”; Tantas hasta desgastarla, hasta volverla inocua.
Culto desenfrenado a la pareja “áulica”,
a los nuevos “reyes católicos”,
(disgresion: ¿me dicen que carajo tiene de “maldito” el imponer la enseñanza
católica en las escuelas primarias?), sigo, a los nuevos “Boony and Clyde”, Perón y Evita.
Decir
que hay una “poesía maldita”
referida al Peronismo es, cuanto menos, una idiotez, un disparate, un sin
sentido.
Es
como decir que puede haber una “poesía
maldita” que glorifique al Papa Polaco o a la Santa Inquisición.
Cumpas,
Artaud se cagaría de risa de cada pagina escrita por el aburridisimo Marechal,
y el grandioso Buck mearía sobre el tango “Uno”.
Se
entiende la necesidad de algunos cumpas de ser reconocidos como “combativos”, o que se reconozca al
Peronismo como “revolucionario”. Son
solo buenas intenciones. Solo eso.
Debería
saber que peor que no tener “un pasado
maldito”, es haber creado uno imaginario, fantástico, irreal.
Quizá ese sea el “hecho
maldito” que la “maldita poesía”
no cuenta. Estos sesenta años de querer
que “vuelva” lo que nunca estuvo.
Es
duro.
Pero,
“lo que no fue, no es”.